NOTA | Juliana Gattas | “Fui de la idea de no sacrificar cosas por un hijo”

juan manuel strassburger
6 min readJun 26, 2020

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Publicada el 25 de junio de 2016 en Sábado de La Nación

Para Juliana Gattas, que no tiene reparos en encarnar un personaje galáctico al frente de Miranda!, la banda que redefinió el pop nacional de los 2000 para acá, integrarse al “mundo de la tele” no fue fácil. Primero fue Elegidos , el reality de Telefé en el que oficiaba de jurado junto a su compañero de banda Ale Sergi. Y ahora Tomate la tarde , el magazine “sin chismes” que de lunes a viernes sale por la Televisión Pública, y que la tiene como coconductora. “Me generó un poco de vértigo despegarme de lo que más cómodo me sale hacer que es todo lo referido a la música, el canto, el vestuario y el espectáculo”, cuenta antes de entrar a grabar. “Pero me convencieron diciéndome que fuera yo misma, que pregunte lo que nace de mí, y por ahora está saliendo bien”, se alegra Juliana, que empezó haciendo jazz de salón con porte punk en el Cemento de Omar Chabán, y terminó convirtiéndose -con su timbre de voz entre dulce y de época; su histrionismo poderoso y vulnerable a la vez- en una de las voces femeninas de referencia en el rock nacional de hoy.

— Miranda! sin duda atravesó tu vida, ¿cómo mantuviste tu mundo privado y afectivo pese a todo ese revuelo?
— La vida íntima fue fácil porque no le interesó jamás a nadie [risas]. Soy mamá y mantengo una rutina con mi hija que me encanta y me mantiene con los pies sobre la tierra. Después tengo pocos amigos, pero los mismos hace miles de años, de la época under . Y siempre armo reuniones en casa, pongo de mí para encontrarnos.

— ¿Cocinás vos?
— A veces sí y a veces pedimos. Yo cocino bien y me gusta, pero soy medio colgada también. La última vez tuve un accidente en la cocina porque se me calcinó una olla de lentejas [risas]. Me había ido a maquillar y cuando volví era puro carbón. La solución fue salir, comprar los ingredientes de nuevo y hacer el guiso de cero.

— ¿Y cómo es un día tuyo hoy?
— Empieza a las 6.30 de la mañana, cuando me levanto y preparo la vianda para mi hija. Después de llevarla a la escuela aprovecho y voy un rato al gimnasio o a correr. Y después vuelvo a mi casa y me estudio lo que me mandan de los invitados. Luego vengo al canal, me maquillan y salimos al aire. En total, le dedico unas tres horas y media del día al programa. Siempre todo muy distendido. Vuelvo a mi casa, me reencuentro con mi hija que ya volvió del colegio, y charlamos y vemos la tarea. Si tengo algún compromiso con Miranda! lo cumplo. Y si tengo alguna nota la contesto. Jueves o viernes casi siempre tengo show. Y si surge un viaje por las giras me organizo con el padre de mi hija.

— ¿Cómo es tu vínculo con Juana, tu hija, que ya tiene 10 años?
— A mí me emociona porque la veo casi una mujer o al borde de serlo. La veo muy madura, muy inteligente. Tiene sentido del humor y conectamos mucho porque soy bastante payasa y absurda. Es una relación madre-hija con muchos momentos de amigos. Nos criamos y crecimos juntas. Y tengo más en común con ella que con otras amigas.

— En retrospectiva, ¿qué pensás que te enseñó la crianza?
— Todo eso que siempre se dice y que es verdad: que te quita del lugar del ego; que nada vuelve a ser lo mismo; que tu hijo pasa a ser lo primero; que ante cualquier pensamiento feo o lindo la primera referencia es tu hijo.

— ¿Uno se visualiza más vulnerable?
— Sí. Más espiritual. Y la vida práctica, tu vida cotidiana, cambia mucho. Aunque yo fui muy de la idea de no sacrificar cosas por un hijo, más que nada porque me visualizaba después reprochándome y reprochándole. Entonces preferí ser feliz y que ella absorbiera esa felicidad a sacrificar cosas y después tener que decirle: “Porque todo esto lo hice por vos”. Me preocupo mucho por ser feliz para ella.

— Es interesante lo que decís porque en el último tiempo hubo un auge de ideas que plantean lo contrario…
— Lo que pasa es que cada caso es diferente. Si mi hija hubiese sido más exigente conmigo y me hubiese dicho: “No mamá, quedate, no te vayas”, por ahí yo hubiese probado otra cosa. Pero tuve la contención de mi familia y de su padre [Sebastián Carreras, también músico]. Y además tuve un médico pediatra muy genio que nos decía que estaba todo bien, que la calidad del tiempo es lo que importa, entonces pude hacerlo.

— Fue algo que tuviste que hacer…
— Sí: que tuve que hacer y también que quise hacer. Yo quería que Juana fuera feliz sin sacrificar a nadie.

— Vivimos en un mundo que parece dominado por el consumo de series. ¿Sos de seguirlas?
— Sí, me gusta ver series porque encima son muy prácticas cuando te vas de gira. Mad Men , que todo el mundo me recomendó por el look retro y la estética, no me enganchó. La historia me parecía muy de telenovela. Me gustan las que tienen un cierto suspenso y te generan muchas ganas de seguir. The Killing , por ejemplo. Y obviamente Twin Peaks . Todo David Lynch me gusta mucho. Otra cosa que hago es ver varias veces la misma película. Por ahí me las guardo en la compu y las vuelvo a ver una y otra vez. Me pasó con Embriagado de amor y Casino , que tranquilamente habré visto unas 30 veces. Y no es que voy a una escena puntual, la veo entera de punta a punta. Me gusta extraer elementos estéticos que luego uso en los shows. Si después se nota, mejor.

— Ocupás un lugar femenino destacado en el rock argentino. ¿Cómo ves el reclamo de #NiUnaMenos?
— En la música sigo pensando que somos muy pocas. Porque si bien yo conozco muchas chicas talentosísimas que cantan, tienen voces hermosas y componen canciones divinas, falta que se visibilicen más. Hay avances, pero no tanto como en otras partes del mundo. Afuera a las mujeres se las considera más en su obra, se las ve como compositora o productora. Acá todavía está reducida a la figura de cantante. Hay, pero falta que hayan más y que se vean mejor. Igual me parece que estamos avanzando hacia ese lugar. La lucha de #NiUnaMenos obviamente que ayuda.

— ¿Y te gusta cómo está presentada esa lucha en todos sus aspectos?
— A mí no me gusta cuando la lucha se vuelve violenta. Y me ha pasado de ver feministas muy violentas en las redes sociales, en carteles y comentarios que decís: “¡Pará un poco!” Entiendo la bronca y la impotencia, pero me parece que hay que ponerse en lugares más pacíficos porque si no el riesgo es que el reclamo se empate o se cancele. Y es una pena.

Bebida favorita

A la hora de elegir una bebida, Juliana Gattas prefiere el vino. “En especial el vino rosado. Me gustan los vinos que no son tirando a dulces”, dice en alusión a toda una gama de nuevos vinos blancos y rosados que buscan un equilibrio sin caer en la dulzura desmesurada. Entre las bebidas sin alcohol se queda con el agua. “Siempre tomo mucha agua”, remarca con sonrisa pícara.

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juan manuel strassburger

Periodista de espectáculos y cultura. Escribe en en Radar (Pag/12) y Sábado (La Nación). Antes: Clarín, Tiempo Argentino, La Mano, El Cronista y más